El PSOE huele a batacazo en Andalucía: la apatía de sus votantes desespera a Juan Espadas
El estancamiento del PSOE andaluz es un hecho. El partido de Juan Espadas mantiene los 34 diputados que le otorgaba la anterior encuesta publicada por OKDIARIO, el 26 de abril, lo que avecina un preocupante escenario para los socialistas. Se trata de un escaño más de los que obtuvo Susana Díaz. El balance de ganancia de voto también es negativo, pues el candidato Juan Espadas apenas logra 132.721 votos más que entonces, frente a la subida de 688.242 del PP.
Otro dato significativo para los pronósticos del PSOE es que la participación se estima esta vez en niveles aceptables del 66%, lo que deja en mal lugar a Espadas, que obtiene resultados similares a los de hace cuatro años cuando, precisamente, se achacó el pésimo resultado a la desmovilización del electorado. Son los resultados de la encuesta de Data10 para OKDIARIO a cinco semanas de que se celebren las elecciones andaluzas.
La apatía del votante socialista desespera al PSOE-A. Eso no impide que Espadas se presente públicamente como «el nuevo presidente de la Junta», totalmente ajeno al batacazo que le auguran las encuestas. En la izquierda, visto lo ocurrido en Francia, comienzan a asumir que las clases populares se sienten cada vez más representadas por partidos de la derecha, como PP y Vox, mientras que el votante urbano de la izquierda se debate entre el desencanto y la apatía.
El resultado es también siniestro para el conglomerado de la izquierda más radical. El espacio electoral que representan Por Andalucía y Adelante Andalucía apenas lograría nueve escaños. Las formaciones comunistas, divididas en dos listas, transitan así hacia la irrelevancia política.
El PP necesitará a Vox
El Partido Popular encabezado por Juanma Moreno (42 diputados, el 34,1% del voto) ganaría las elecciones en Andalucía y podría gobernar con el apoyo de Vox (24 diputados, 19,5%). El bloque del centroderecha superaría así holgadamente la mayoría absoluta, que está en los 55 diputados. Moreno lograría 16 más que en diciembre de 2018, cuando compitió contra Susana Díaz y consiguió acabar con cuatro décadas de cortijo socialista.
El actual presidente de la Junta de Andalucía, no obstante, no supera por sí solo la suma de las izquierdas que, en sus diferentes candidaturas (PSOE, Por Andalucía, Adelante Andalucía), sacarían un escaño más, 43. Ello limita a día de hoy el margen de maniobra del dirigente popular para gobernar en solitario.
En este tiempo, su política enfocada al crecimiento del empleo y la bajada de impuestos se ha traducido en datos muy favorables para los andaluces: la región bate récords de afiliación a la Seguridad Social, encabezando las cifras en el conjunto de España, y también en descenso de paro. Andalucía fue en abril la comunidad con mayor reducción del desempleo.
El PP sería el partido más votado, algo que sólo logró Javier Arenas cuando ganó las elecciones de 2012 aunque sin mayoría suficiente para formar gobierno. El resultado supone una debacle para el PSOE de Juan Espadas que, con 34 diputados, se vería arrastrado a la oposición dejando así de ser la primera fuerza, algo que sí consiguió en 2018, si bien entonces la suma de los populares con Ciudadanos y la abstención de Vox les arrebató el gobierno.
Reeditar esa fórmula es ahora del todo inviable. La formación de Inés Arrimadas no lograría ni un solo parlamentario pese a su papel de socio de Gobierno y haber dirigido cinco consejerías. Un resultado nefasto que confirma los peores pronósticos del partido naranja y firma su práctica desaparición a nivel nacional.
‘Efecto Olona’
Caso contrario es el de Vox, que aborda con inmejorables expectativas este nuevo ciclo electoral. El desembarco de la portavoz adjunta en el Congreso de los Diputados, Macarena Olona, una candidata de gran visibilidad, lleva a este partido a duplicar sus diputados en relación a 2018. El crecimiento puede ser aún mayor, pues Vox demuestra un gran músculo con una tendencia al alza en las últimas tres semanas y a la espera de la campaña, que, según los pronósticos demoscópicos, le beneficiaría aún más. El partido goza de la mayor lealtad de voto, con una fidelidad del 84,1%. El PP tiene un considerable 80,1%.
Según la encuesta, Moreno precisaría del apoyo de Vox para sacar adelante la investidura, si bien el escenario está aún muy abierto y, con apenas un escaño de diferencia sobre la izquierda, podría cumplir aún su objetivo de gobernar en solitario.
«Yo aspiro a una mayoría amplia, en la que cabe todo el mundo», proclamó este mismo domingo, en la presentación de sus candidatos. Ese mensaje vertebra la estrategia electoral del PP, que aspira a ensanchar su base electoral para recuperar votantes de Vox pero también atraer a socialistas defraudados por la gestión de Pedro Sánchez. Los populares reconocen que estas elecciones, las primeras con Feijóo como presidente nacional del PP, tienen una especial relevancia para la política nacional de los próximos meses y su camino hacia La Moncloa.